Inteligencia emocional y proyecto de vida una forma asertiva para la prevención del bullying y ciberbullying
Hablar de inteligencia emocional en estos tiempos en donde la tecnología y constante conexión a internet abunda en nuestros hogares no resulta ser un tema sencillo, muchos de nuestros niños, niñas y adolescentes han sumergido sus rutinas en el uso excesivo de estos dispositivos, dejando de lado algunos hábitos claves en su desarrollo y situando con ello la sobrexposición emocional, sumada a la falta de planeación de proyecto de vida.

Todo exceso trae consigo consecuencias y el tema emocional alineado al uso poco asertivo de los dispositivos tecnológicos no son la excepción, a tal punto que en ocasiones se puede evidenciar como el proyecto de vida de un joven “lleno de vida” pasa a un segundo lugar, o de repente es excluido dada la “dependencia” que se ha generado con la exposición en redes sociales, por ejemplo.
El bullying y ciberbullying, son temas que como sociedad no podemos dejar de lado, ya que para su prevención se requieren un constante trabajo y abordaje en lo que respecta a la inteligencia emocional, planeación y ejecución de metas. Estudios recientes han demostrado que algunos de los sujetos que desempeñan la función de agresor, carecen de empatía, habilidades sociales y en algunas de las situaciones viven el día día con baja planeación, escasa capacidad de proyección, dificultades de comportamiento entre otros. Esto sin duda alguna es un gran indicador que nos invita a reflexionar sobre el papel que desempeña la inteligencia emocional al interior de los hogares colombianos.
Entonces, ¿cómo podemos encausar los elementos de la inteligencia emocional con el proyecto de vida personal o con las personas con las que trabajamos? Es importante forjar desde niños la inteligencia emocional, fomentar los comportamientos empáticos y generosos con el fin, no solo de educar sino de interiorizar aspectos claves en el desarrollo emocional para la construcción futura de un proyecto de vida personal.
La empatía se constituye como el primer factor preventivo en este tipo de problemáticas, sin embargo se torna difícil formar seres empáticos y emocionalmente asertivos, cuando en el hogar se abandonan los espacios de compartir familiar, la capacidad de gestión emocional y los comportamientos asertivos, es importante retomar el rumbo a pesar de la exposición que las nuevas tecnologías nos puedan traer, pues desde la óptica tanto de agresor como de agredido, sin duda alguna se requiere de factores familiares que permitan educar en valores, forjando la capacidad del carácter e incentivando a la construcción de un proyecto de vida claro, empático, realizable y lo mas importante que involucre tanto habilidades y destrezas como la inteligencia emocional.