¿Qué es y qué no es el Cyberbullying (Ciberacoso)?

¿Sabes diferenciar qué es ciberbullying y qué no?, ¿entran en esta tipificación otros tipos de acoso?, ¿tienes herramientas para la Prevención, para la Detección y para la Actuación para enfrentar estas situaciones?, ¿desde qué emoción vives la violencia? y ¿desde qué mirada planteas la respuesta?
“¿Qué es el cyberbyllying (ciberacoso) y qué no?” es una de las preguntas más frecuentes que nos hacen, porque muchos saben qué es cuando sucede, pero tienen problemas para definirlo con las palabras descriptivas correctas, por ello presentamos la siguiente definición:

“daño intencional y repetido infligido mediante el uso de computadoras, teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos” (Bullying Beyond the Schoolyard: Preventing and Responding to Cyberbullying).
Formalmente, lo definimos como Desarrollamos esta definición porque es simple, concisa y razonablemente completa y captura los elementos más importantes.
Estos elementos incluyen lo siguiente:
- Voluntario: el comportamiento tiene que ser deliberado, no accidental.
- Repetido: la intimidación refleja un patrón de comportamiento, no solo un incidente aislado.
- Daño: el objetivo debe percibir que se infligió daño.
- Computadoras, teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos: esto, por supuesto, es lo que diferencia el acoso cibernético del acoso tradicional.
Cuando encuestamos a los estudiantes en nuestras charlas y capacitaciones, pudimos también definir el acoso cibernético de una manera que creemos que es más relevante para sus experiencias cotidianas. Específicamente, decimos que “el acoso cibernético es cuando alguien se burla repetidamente de otra persona en línea o se mete repetidamente con otra persona por correo electrónico o mensaje de texto o cuando alguien publica algo en línea sobre otra persona que no le agrada”. También preguntamos sobre comportamientos específicos que podrían constituir acoso cibernético (como: comentarios hirientes, amenazas, rumores, fotos o videos publicados o que circulan en línea). Dependiendo de las circunstancias, estas experiencias podrían constituir cyberbullying (ciberacoso).
Es importante recordar que un caso de maltrato no puede equipararse con precisión a la intimidación, ya que debe implicar un comportamiento dañino de naturaleza repetitiva. Aunque muchas personas llaman “intimidación” a un caso de acoso en el patio de recreo, esa no es realmente una caracterización precisa. La mayoría de las investigaciones hacen una clara distinción entre la intimidación y el acoso, diferenciando los dos en función de la calidad recurrente del primero. Eso no quiere decir que el acoso o alguna otra forma de comportamiento hiriente realizado una vez no sea perjudicial para la víctima, simplemente no es intimidación. Y si bien esta distinción puede percibirse como una simple semántica o un asunto de debate puramente académico, creemos que es digno de mención. De hecho, creemos que la intimidación es en realidad un acoso llevado al siguiente nivel.
Asimismo, debemos mencionar que tendemos a centrar explícitamente nuestra atención en los adolescentes cuando nos referimos al cyberbullying (ciberacoso). Muchas personas utilizan el término intimidación para referirse a una amplia variedad de comportamientos entre personas de distintas edades. Sin embargo, creemos que es más apropiado reservar el término acoso y, por lo tanto, también acoso cibernético, para los tipos de comportamientos que describimos a continuación cuando ocurren entre pares adolescentes. Reconocemos que existe cierto debate sobre esta distinción, pero queremos dejar claro en quién y en qué nos centramos para nuestra definición.